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  • Foto del escritorSEMILLERO ETTY HILLESUM

El deseo de perderse en otro

Actualizado: 3 jul 2021


El segundo semestre de 1941 va a estar marcado por una constante pregunta: ¿seré capaz de ser feliz y de sentirme plena sin la ayuda de otro? Con otro Etty se refiere a un hombre y a la institución del matrimonio. Su miedo no es sólo un miedo personal, no le faltan pretendientes, amantes, no tiene miedo de experimentar y de dejarse llevar por sus deseos y pasiones eróticas. La pregunta de Etty es una pregunta universal: ¿las mujeres deben casarse para ser felices? ¿Deben entregar su vida a un solo hombre?


En esta reflexión recurrente, Etty nota una diferencia que llama particularmente su atención. Hombres como Spier, maduros, reconocidos, profesionales parecen no necesitar su reafirmación en otro, tampoco tienen que responder socialmente frente a un mandato que parece ser exclusivamente femenino.


El 4 de agosto de 1941 Etty escribe: "Yo soy una insignificante mujer de 27 años y también llevo muy dentro de mí el amor por toda la humanidad, pero a pesar de ello me pregunto si no voy a estar siempre en busca de un solo hombre. Y me pregunto si esto es una restricción, una limitación femenina. Hasta qué punto es una tradición milenaria de la que la que hay que liberarse. Tal vez forme parte de la esencia de la mujer, de tal modo que se violentaría a sí misma si diera su amor a toda la humanidad en lugar de a un solo hombre".


Dicho esto, Etty afirma que aún no ha hecho la síntesis, es decir, se trata de una cuestión sobre la cual está pensando, poniéndolo en términos de una oposición entre lo cultural y lo natural o esencial. Aunque no le da solución a la cuestión, más adelante afirma “quizás tenga que empezar todavía la verdadera y auténtica emancipación de la mujer. Aún no somos auténticas personas, somos hembras”. En estas líneas, los términos persona y hembra aparecen como opuestos y mientras la mujer no logre su total emancipación, no podrá ocupar en la sociedad el lugar de las personas: “tal vez por eso haya tan pocas mujeres en el campo de la ciencia y del arte”, afirma.


Si bien las reflexiones de Etty se inscriben en una perspectiva de la diferencia sexual, parecen estar muy ancladas en los estereotipos culturales y sociales que determinan los roles que hombres y mujeres deben ocupar. Sin embargo, es notable que cuestione y busque entender las razones por las cuales se da dicha diferencia, sin asumirlo como algo natural o inamovible. ¿Qué entiende Etty por emancipación? Esta categoría puede ser útil para rastrear en el resto del Diario, su comprensión de la situación de la mujer.


En octubre del mismo año, las preocupaciones acerca del lugar de la mujer y de cómo debe responder frente a lo que ha sido culturalmente impuesto se presentan desde una nueva perspectiva. En esos meses se ha podido alcanzar una cierta convicción, al menos en lo relativo a sus decisiones y a su concepción del amor. Así, el 21 de octubre, leemos:

“no creo que seas el tipo de personas que encuentra estas cosas en otro. Al fin siempre te ves lanzada de vuelta a ti misma. No hay nada más. El resto es una mera ilusión. ¡Pero tener que reconocerlo una y otra vez! Sobre todo siendo mujer, siempre hay un deseo de perderte en otro”.


La posibilidad de una relación afectiva estable y del matrimonio ya no se pone en términos de tradición o imposición milenaria, sino de deseo. Etty ya ha dado un paso en ese camino de emancipación que proponía meses atrás. En el proceso de autoconocimiento y de su propio itinerario espiritual ha ido construyendo un refugio con palabras, ha edificado una fortaleza segura en la que el amor no es la aspiración a mantener un vínculo con una sola persona, sino un sentimiento universal, logrando, como afirma Lucchetti, una integración entre eros y agapé.


Esto no significa que Etty renuncie completamente al amor romántico o que asuma una posición negativa con respecto al matrimonio o a la vida en familia. Sin embargo, en medio de las terribles circunstancias de la guerra, el amor adquiere una dimensión distinta y el lugar de la emancipación se da en la agencia a la que ella se siente llamada, un amor que es acción y que sólo puede darse de forma radical y universal.



Por: Biviana Unger

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