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Foto del escritorSEMILLERO ETTY HILLESUM

Palabra-Silencio-Canto


“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” Juan 1, 14


Etty irrumpe la confusión de su existencia con la palabra. Unos primeros trazos en un cuaderno como si fuera un lienzo, son el preludio de una gran obra de arte que se apreciará con el tiempo.


Entre líneas y en sus escritos se perciben tres movimientos que fueron dando cadencia a su proceso espiritual. Por un lado, la palabra, por el otro el silencio y al final para darle un cierre merecido, el canto. Detengámonos en cada uno.


Las palabras que fueron describiendo una vida caótica en un inicio, se fueron tornado cada vez más coherentes entre su vida personal y su búsqueda de sentido.


Entre la palabra leída y la palabra plasmada, esta escritora incipiente va encontrando un camino místico. “Como Rilke, Hillesum dirige la tensión de las palabras que va convirtiendo en relato interior, en posibilidades de ir siendo el ser. Y con él busca la libertad en el propio ser. Para ella es Rilke el escritor que comprende mejor que cualquier otro el amor como una manera para salvaguardar la libertad del ser amado”(1). También para Castillero, “…en ese linde sólo la literatura le permite continuar sus exploraciones, sólo ahí encuentra “ese gran espacio interior donde pueda retirarme y volver a mis raíces profundas”” (2).


Entre el silencio y la palabra y después de un camino de sufrimiento inevitable por la situación histórica, Etty culmina su relato de vida con una frase inesperada y desafiante para las mismas circunstancias: “Hemos dejado el campo cantando”.

Así, su bagaje literario, su aprecio por la música, su reflexividad filosófica tanto como su nata sensibilidad, fueron recursos importantes para ir tejiendo entre palabras y silencios su propio itinerario.


Con el tiempo, se va haciendo evidente la honda necesidad de callar, de fabricar espacios interiores para que se abra paso “algo” más grande que venía percibiendo y añorando. Así a pesar de su fluidez evidente y la facilidad para escribir comenzó a sentir una necesidad imperiosa de dejarse penetrar por el silencio... haciendo eco a lo que sugiere la carta a los hebreos: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb 4,12).


Esta presencia divina comenzaba a hacer mella en un corazón atribulado pero que poco a poco y con gran sabiduría fue sosegado gracias a la palabra leída por gusto propio, a la sugerida por su amigo Spier ya fuera bíblica, poética o filosófica pero fundamentalmente gracias al silencio.


Y será más difícil de reflejar y animar ese silencio, ese callarse, que encontrar las palabras. Se trata de encontrar la proporción correcta entre las palabras y los silencios, unos silencios en los que ocurran más acontecimientos que en todas las palabras que uno pueda reunir. Este silencio debe tener sus propios contornos angulosos y su propia forma. Las palabras deberían servir sólo para dar al silencio una forma y unos contornos. Cada palabra es como un pequeño mojón, o como una pequeña colina a lo largo de interminables caminos y extensas llanuras (3).


A ejemplo de sus autores favoritos inicia con valentía el camino de la interioridad, el cual la llevaría a encontrar grandes tesoros. “Su libro de cabecera era la antología de las cartas de Rilke, de él destaca en sus apuntes: “debo recogerme en lo profundo para dar forma aloque hago” (4).


En el horizonte de la palabra estará siempre el seductor silencio y como los acordes musicales requieren entre sí de este intersticio necesario para el logro de una bella armonía, de la misma manera el camino de Etty necesitó de silencios cada vez más cualificados para dar paso a la fecundidad de su experiencia trascendente.


Según Navarro, “Lo que le impidió sucumbir fueron sus constantes reflexiones y preguntas, ese volver sobre sus actos y poder nutrir su existencia desde la progresiva lucidez que el descubrimiento del silencio fue brindándole" (5).


Esta necesidad imperiosa comienza a sentirse poco a poco en la medida que avanza en sus cuadernos, hasta registrarla como un hábito ineludible. “Hoy me retiraré a descansar en mi silencio interior, en el espacio interior del silencio, al que ahora pido un día entero de hospitalidad” (6). “Entonces sumergirme en un gran silencio y también imponérselo a todos los demás. Sí, cada palabra aumenta aún más la confusión en esta tierra demasiado concurrida” (7).


Si algo es evidente en su experiencia de fe, es que las elocuentes palabras fueron abrazadas por la dulce hondura del silencio, campo propicio para el surgimiento de una fuerte experiencia espiritual.


“Así quiero escribir: Con mucho espacio alrededor de un par de palabras. Odio usar tantas palabras. Sólo quiero escribir palabras que se intercalen orgánicamente de dentro de un gran silencio y no palabras que sirvan para superar y perturbar el silencio” (8).


En ese devenir entre el silencio y la palabra y después de un camino de sufrimiento inevitable por la situación histórica, Etty culmina su relato de vida con una frase inesperada y desafiante para las mismas circunstancias: “Hemos dejado el campo cantando”.


Quien diría que, en un campo de concentración, en medio de tanto dolor y fragilidad alguien pudiera caminar hacia la muerte con esta particular actitud y que su palabra atravesada por el silencio se tornara en “canto”.


Notas:

(1) Castillero, El silencio orgánico de Etty Hillesum, 79.

(2) Ibíd.

(3) Viernes en la mañana 5 de junio de 1942, en el cuarto de baño. Hillesum, Una vida conmocionada, 98.

(4) Castillero, El silencio orgánico de Etty Hillesum, 79.

(5) Navarro, Vulnerabilidad y espiritualidad desde el relato de Etty Hillesum, 169.

(6) Hillesum, Una vida conmocionada, 125.

(7) Sábado 4 de octubre 1941. Hillesum, Una vida conmocionada, 50.

(8) Viernes en la mañana 5 de junio de 1942, en el cuarto de baño, Hillesum, Una vida conmocionada, 98.


Bibliografía

Castillero, Silvia Eugenia. El silencio orgánico de Etty Hillesum. Revista Electrónica Sinéctica, núm. 23, agosto-enero, 2003, pp. 78-81 Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente Jalisco, México.


Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada. Barcelona: Anthropos, 2007.


Navarro, Rosana. Vulnerabilidad y espiritualidad desde el relato de Etty Hillesum. Revista de Espiritualidad 79 (2020).


Invitación musical:

https://www.rtve.es/play/audios/musica-y-pensamiento/musica-pensamiento-etty- hillesum-22-01-17/3878938/ . Programa acerca de la vida de Etty y ambientada con la música de compositores neerlandeses que vivieron el campo de concentración.


Por: Ángela María Sierra


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