Continuamos atentos al itinerario de la joven holandesa que en esta oportunidad nos sumerge en la intensa búsqueda de darse nueva forma. En este recorrido por el terreno sagrado de Etty Hillesum nos encontramos con una apertura de rompimiento que, desde una emergente vigilia de su estar siendo, le devuelve el sentido que tiene darse nueva forma. Aunque Etty necesita organizar su ‘desorden existencial’, en esta oportunidad admite en su itinerario un ejercicio espiritual cotidiano que constituye la conexión profunda con su realidad.
A partir de esto, Etty rompe con el esquema de las ideas determinadas, con el sistema que encierra y no deja ser la vida, con la estructura y forma de las cosas, con el caparazón que esconde la auténtica manera de ser humano. Entra así en un ejercicio del rompimiento que no empieza desde afuera,sino desde dentro,desde la entraña,desde lo que duele, desacomoda, libera. Así mismo, desde los momentos en los que solo caben las mezquindades personales o los desprecios a los instantes de eternidad.
Etty aprende a escuchar el ritmo que le habita; a tomarse el tiempo vital en serio; a ser fiel a sus mejores momentos; y a apreciar con gusto las mañanas grises de su existencia.
En efecto,asumir heroicamente la vida es para Etty un romperse desde el interior, de manera que la experiencia de la luz y la oscuridad, de lo estéril y lo fecundo, de lo externo y lo interno…se halla impregnada de poesía, de diálogo ininterrumpido, en el ejercicio sincero de su nueva forma.
En este ejercicio, Etty se reconcilia con su itinerario. Se ama, se cuida, se promete, se arriesga, se solidariza consigo misma. Por eso pone en sintonía su ser con la realidad. Por eso, las mañanas grises son una oportunidad para crecer, para esperar con esmero el dictamen de la noche, y haber logrado algo de madurez interior.
Desde este panorama, la falta de libertad interior apremia un sabor agridulce de la existencia, pues impide saborear con gusto los sentimientos y pensamientos que vienen y van. Y ante esto, expresa Etty, “conserva tu disciplina interior aún en caso de extrema fatiga” (16 de diciembre de 1941). Vivir la vida desde el ejercicio transparente, libre y abierto del rompimiento interior capacita al ser para romper con el sistema establecido de la existencia, para desestructurarla y desnormalizarla y, en efecto, dar cabida a cada momento concreto de la vida, para gestarla, hacerla crecer, y en esa apertura, no forzar su ritmo, sino danzar con él.
Por eso para Etty Hillesum es fundamental desaprender el vicio de encasillar a las personas, las cosas, lo sagrado con ideas predeterminadas. Ante todo, porque lo que se revela delante exige un exhaustivo respeto de la libertad. Cuando Etty se da a la tarea de romper sus esquemas, deja ver el hueco constitutivo que le es propio, deja ver la luz que le invita ser y, entonces, asume la vida con sus múltiples matices desde la cual aprende a contemplar mejor.
Este ejercicio dibuja en la experiencia espiritual de Etty Hillesum una extensa llanura. En la cual comienza a darle a cada momento su lugar, a cada día su tiempo, a cada hora su eternidad. Así lo expresa Etty: “esta media hora es mía y solo mía. Hay momentos en los que siento con mucha intensidad: este instante es mío y de nadie más, por lo demás,el día puede traerme lo que quiera,pero este instante es de mi propiedad inalienable” (13 de diciembre de 1941). Este comenzar a hilar fino es consecuencia de un ponerse en camino, de dar cabida a los momentos inesperados, de aprender a cargar con la tristeza, con el todo de su existencia. En esta tarea Etty aprende a escuchar el ritmo que le habita; a tomarse el tiempo vital en serio; a ser fiel a sus mejores momentos; y a apreciar con gusto las mañanas grises de su existencia.
Hasta el momento Etty se halla en profunda búsqueda. Con tal intensidad que desea hacer de cada momento de su existencia un instante de gracia, de encuentro, de plenitud. Y por eso el ejercicio de romperse desde el interior le permite soltar, dejar ir, para ser, para vivir. Para instalarse en la prometedora poética de la vida como una oportunidad para volver a nacer a un nuevo día. En una experiencia de arrebato, Etty describe así sus momentos vitales con un lenguaje diferente, los envuelve en imágenes y los deja ser en un libre movimiento.
A partir de esta aproximación al itinerario de Etty Hillesum se descubren tres claves de sentido espiritual:
-Dar nueva forma a la existencia implica identificar primero los esquemas y estructuras elaborados, diseñados y establecidos individual y colectivamente. Un proceso que convoca a repensar la manera como se lee la propia realidad y la que circunda. Esto es, dar profundidad a la manera de ver, de contemplar la existencia en apertura siempre de la libertad.
-El ejercicio de romperse desde dentro es una experiencia de la reconciliación existencial. Por tanto,una experiencia de parto. Etty lo expresa en el sentido profundo de nacer de nuevo al día. Y, por eso, poco a poco, permite asumir el ritmo de las mareas altas y bajas de la existencia, desde el cual se viven más plenamente las relaciones humanas.
-Etty rescata la valiosa sorpresa de los momentos, aún los inesperados. Una gustosa manera de aprender a vivir el momento, de sacar el mejor provecho, como una alabanza diaria dela vida recibida.
Por: Juan Guillermo Cortés
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